lunes, julio 30, 2007

A casa


Después de larga estancia en el espacio exterior
vuelvo al fin a casa con muchísima emoción.
Allí me espera mi familia, me esperan los míos
con los brazos abiertos por el hijo perdido.
No puedo pensar en ninguna cosa más
que en la sopita con bromuro que me hace mi mamá.
Mi padre azota a mi hermana pequeña
y la chacha que es muy culta se masturba en la despensa.

La familia es la célula de la sociedad moderna
aunque sea cancerígena desde la edad de piedra.
Sobrinitos aulladores que patean los pasillos
y mi tía embarazada por el cerdo del vecino.
Da gusto ver a todos así de tranquilitos
cada uno a lo suyo en la chabola en que vivimos.

Al fin ya vuelvo, por fin regreso
a casa, a casa a descansar.
Voy a casa, a casa a descansar.
Voy a casa, a casa a descansar.
Vuelvo al paraíso de la tranquilidad.

El abuelo que tiene un rabo gigantesco
está en el juzgado acusado de secuestro.
La abuela está feliz con su tetabrik de vino
que acaba de robar para curarse el delírium.
Mi hermano el mayor se asoma a la ventana
y como esta pasado de ácido cree que vuela y salta.
Mi tío es terrorista en un comando legal
y mi cuñado hace la calle en plena diagonal.

La familia es la célula de la sociedad moderna
aunque sea cancerígena desde la edad de piedra.
Nos visitan nuestros primos que vienen desde el pueblo
quieren pillar burro para pasar el crudo invierno.
Mira alrededor qué tierna escena familiar
todos tan unidos por cariño visceral.

A casa (Siniestro Total)

miércoles, julio 25, 2007

Yonki hemofílico busca amistad con muchacha joven de 50 a 63 años. A ser posible, que se deje violar.


Despues de años mostrando sus genitales en público cual impúdico retrasado se tratase, Antonisio Bibble (tambien conocido como Gobernador de Naboo) publica este anuncio en la seccion de compra-venta de una conocida revista infantil a espensas de que alguien le conteste. Dos horas después, al observar que nadie parece interesado en su persona, decide tirarse de un desde el balcón de su casa. Diez años de busqueda interminable y multiples penurias -tantas, que llevaria horas contarlas todas- le llevan a recordar que él no tiene casa y que nunca llegó a publicar aquel anuncio. Desesperado, Antonisio busca en sus bolsillos algo de amor, cosa que encuentra al hallarse un agujero en el bolsillo derecho de su raído pantalón por el que cabía ampiamente su cayosa y arrugada mano.
Moraleja: cuando todo vaya mal y no sepas que hacer, busca en tu interior y hallarás la solución a todos tus problemas.
Fin del primer capítulo.

Yo y mi gran Naboo, autobiografía de Antonisio Bibble.