lunes, julio 14, 2008

Oda al profiláctico


Recomiendo el plastiquete
como manjar a los hombres,
aunque yo sé a las mujeres
no les gusta hacerlo
con tal menester.

El plastiquete es de barrio,
el plastiquete no es chungo,
sobre todo de amor
porque acerca el dolor
de tu amada hasta el mundo.

Plastiquete nos quiere encerrar en la noche
juntito a su cama,
plastiquete navega de amor por nosotros
rozando sus labios,
y en las noches poetas nos canta saetas
desde su ventana.

Plastiquete no
te vayas nunca de mis carnes corazón,
ni un "vade retro" te entrecorte la pasión
ni te condene a mal vivir en un cajón.

Plastiquete sí,
que si te vas a la fiesta se acerca el fín,
porque a la vida el sida no le pone un "mi"
y tú destino es el de ver mi devenir.

Ay plastiquete el don que calzas cuando se alzan por placer
es el mismo que te hace ser
con don de gentes por las plazas.

Y quiero para tí una vida inmortal
que nunca sepas la leyenda
que habla de usar y tirar,
que cuando dejes la guarida en la que vives bandolero
te asalten los caminos que van al destino
de los triunfadores sin faltar gemidos.


Dedicado a Tao, porque sé que sin él, esto no hubiera sido lo mismo (no penseis mal)

miércoles, septiembre 05, 2007

Raíces


Vivo en un barrio olvidado. Tan olvidado que no recuerdo qué barrio es. Lo olvidé en algún momento indeterminado del pasado. Cuando voy en metro, no sé en qué parada bajarme y acabo durmiendo tirado en algún banco. El que más me gusta es el banco de Santander, que tiene un recoveco bastante acogedor en la entrada.

Mi barrio quizá esté ya derruido. La última vez que estuve allí pasaban cosas muy raras. No circulaban coches, porque nadie sabía que en aquel lugar existían calles, eso suponiendo que conocieran la existencia del lugar en sí. En cambio había un vehículo que no paraba de pasear de un lado para otro portando una enorme bola destructora que pendía de una cadena. Los chavales se entretenían correteando tras aquel engendro, que de vez en cuando se detenía y desmigajaba algún edificio.

Recuerdo que, al poco tiempo de instalarme en aquel lugar, inauguraron un mercado repleto de carnicerías, panaderías, pescaderías y fruterías. No iba nadie a comprar nada, y aunque hubieran ido no habrían podido hacerlo, puesto que nadie se encargaba de las tiendas. Allí no llegaban camiones cargados de nada. Así que daba gusto ir y pasearse por los pasillos vacíos. Algunas veces compraba cuarto y mitad de nada por cero pesetas. Era un trato justo que nadie podía reprocharme, porque además no había testigos.

Y así pudo mantenerse mi barrio durante años: gracias a la ausencia total de gastos. Ni siquiera se precisaban barrenderos, porque nadie ensuciaba. La gente permanecía en sus casas alimentándose los unos de los otros, porque se trataba de un barrio caníbal. El canibalismo no era una cuestión que suscitara el debate público, sino que era lo normal. Recuerdo que una vez surgió un grupo de ecologistas que lo desaconsejaban, pero se los comieron en seguida.

En la tele solíamos ver la segunda cadena, sobre todo los documentales de orugas, ya que todavía no existían los anuncios nocturnos de batidoras y robots de cocina. La gente montaba negocios y luego venía el tractor ese grande y los pulverizaba. Además construyeron una iglesia, pero como no iba ni Dios la convirtieron en centro cultural. El cura tuvo que ponerse a impartir clases de aerobic y baile de salón, pero no se apuntó nadie, así que se lo comieron también. Les supo a gloria bendita.

El médico de mi barrio era un tipo muy influyente. Él se encargaba de recetar las aspirinas, el frenadol y el hemoal para toda la parroquia. Trabajaba sin descanso, y la gente le pagaba como podía: unos con un dedo, otros más pudientes con un brazo entero... Lo que más le gustaba era la oreja a la plancha. Vivía bien, el médico.

El mecánico padecía de carraspera, así que tenía que coger la llave del doce con un solo dedo. Los demás se los había ido dando al médico, cada vez que éste le recetaba pastillas Juanola. Un buen día se puso a toser y toser. Parece que se puso muy grave, porque acudió de nuevo al médico y ya no volvió. Nos quedamos sin mecánico, menos mal que no había coches.

Los que tenían un piso en alquiler vivían como reyes, aunque nunca llegaban a alquilar nada, pero aseguraban que la gente que venía a ver su piso era gente muy exquisita. Menudos presumidos.

Un avispado montó un restaurante-grill, y se corrió la voz de que tenía unas costillas adobadas para chuparse los dedos. Algunos incautos entraron, y el dueño se puso morado con sus costillas. Por aquel entonces creo que quedábamos unas tres personas, aparte del médico y los niños, que vagaban sin nada que hacer y esnifaban Cabrales para librarse del tedio y la falta de expectativas. Mi mundo se desmoronaba.

Sin embargo, un buen día descubrí el Don Simón y, con él, la pérdida parcial de la memoria: mis problemas tocaban a su fin. Ahora, como no sé ni quién soy, me importa todo un bledo, así que para qué te voy a seguir contando, si además es todo mentira, ¿qué te habías creído? Bueno, excepto lo del Don Simón y lo del banco de Santander. ¿Un cigarrito, tienes?

“Ha elegido usted: gasolina súper”.


Juan Abarca. Gran escritor, gran músico.

lunes, agosto 13, 2007

Crónica de un despiporre total


Hoy es 13 de agosto de 2007. He empezado a escribir esto a las 20:35; más que nada porque me acabo de levantar. Parece mentira que hace 4 dias estaba en un coche camino a Mazarrón (Murcia) para poder asistir al festival Leyendas del Rock II. Pero es verdad. Y además lo puedo corroborar (pies llenos de heridas, cabeza dolorida, tienda de campaña sucia y apestosa, una ridicula pulserilla azul...) Ha merecido la pena. Lo mejorcito del panorama rockero español y extranjero ha tocado allí. Grandes joyas como Barón Rojo, Los Suaves o el mítico Rosendo han dejado parte de sus pulmones y sus dedos en extasiarme con su música y hacerme vibrar cual mando de la playstation. El kalimotxo era allí el brabaje que todos ingeriamos para adquirir esa mítica fuerza que nos hacía aguantar durante todo un fin de semana, amén de la cerveza que refrescaba mi dolorida garganta cuando era necesario. Fiesta y música sin igual llegaban acompañados de las gentes más dispares y del compañerismo mas arraigado. Punkies con su música y sus perros. Vascos con su camaradería y su Ikurriña ondeandose al son del heavy. Cientos de manos alzadas con su cornudo vaivén y tipo harto buena gente llamado Fidel Castro (es cierto, vi su D.N.I) Aunque ante todo, tengo que reconocer que todo esto me ha hecho descubrir una cosa que antes no sabía y que sin duda alguna ha merecido la pena hallar; la enorme belleza que esconde Toledo.

sábado, agosto 04, 2007

Amargamiento localizado


Se podría decir que el presente texto es una idea de la mierda que invade ahora mismo todo lo relacionado con mi grupo. Problemas y mas problemas sin solución. Falta de un puto mínimo de compañerismo. Más de una vez he pensado: ¿porqué mierda habré creado esta pastosísima bazofia llamada banda musical, si lo único que genera es desconcierto y amargamiento? No sé, pero creo que me estoy volviendo algo masoquista con mi psique.

Si algo he aprendido con todo esto, es que desde hace mucho he sido un tipo al que le importaba una mierda con banderitas el q le construyeran muros de hormigón en su camino; porque siempre he conseguido alcanzar la parte de arriba y casi nunca me he roto un tobillo al lanzarme al otro lado. Pero dejando metáforas afuera, estoy totalmente seguro de que todo saldrá bien (por lo menos, intento convencerme de ello) pero nunca me ha gustado el amargamiento ni la insensatez de la gente que nunca aprenderán a compartir ni a tener en cuenta que existe mas gente en el mundo a parte de ellos mismo. La egocéntrica prepotencia de la mayoría de la gente me mata. Después de todo, solo puedo esperar a que mi grupo de pena y tal vez asi se vayan todos los problemas por la lastima que supuremos. Espero que todo salga bien.

Mejor espero sentado.

lunes, julio 30, 2007

A casa


Después de larga estancia en el espacio exterior
vuelvo al fin a casa con muchísima emoción.
Allí me espera mi familia, me esperan los míos
con los brazos abiertos por el hijo perdido.
No puedo pensar en ninguna cosa más
que en la sopita con bromuro que me hace mi mamá.
Mi padre azota a mi hermana pequeña
y la chacha que es muy culta se masturba en la despensa.

La familia es la célula de la sociedad moderna
aunque sea cancerígena desde la edad de piedra.
Sobrinitos aulladores que patean los pasillos
y mi tía embarazada por el cerdo del vecino.
Da gusto ver a todos así de tranquilitos
cada uno a lo suyo en la chabola en que vivimos.

Al fin ya vuelvo, por fin regreso
a casa, a casa a descansar.
Voy a casa, a casa a descansar.
Voy a casa, a casa a descansar.
Vuelvo al paraíso de la tranquilidad.

El abuelo que tiene un rabo gigantesco
está en el juzgado acusado de secuestro.
La abuela está feliz con su tetabrik de vino
que acaba de robar para curarse el delírium.
Mi hermano el mayor se asoma a la ventana
y como esta pasado de ácido cree que vuela y salta.
Mi tío es terrorista en un comando legal
y mi cuñado hace la calle en plena diagonal.

La familia es la célula de la sociedad moderna
aunque sea cancerígena desde la edad de piedra.
Nos visitan nuestros primos que vienen desde el pueblo
quieren pillar burro para pasar el crudo invierno.
Mira alrededor qué tierna escena familiar
todos tan unidos por cariño visceral.

A casa (Siniestro Total)

miércoles, julio 25, 2007

Yonki hemofílico busca amistad con muchacha joven de 50 a 63 años. A ser posible, que se deje violar.


Despues de años mostrando sus genitales en público cual impúdico retrasado se tratase, Antonisio Bibble (tambien conocido como Gobernador de Naboo) publica este anuncio en la seccion de compra-venta de una conocida revista infantil a espensas de que alguien le conteste. Dos horas después, al observar que nadie parece interesado en su persona, decide tirarse de un desde el balcón de su casa. Diez años de busqueda interminable y multiples penurias -tantas, que llevaria horas contarlas todas- le llevan a recordar que él no tiene casa y que nunca llegó a publicar aquel anuncio. Desesperado, Antonisio busca en sus bolsillos algo de amor, cosa que encuentra al hallarse un agujero en el bolsillo derecho de su raído pantalón por el que cabía ampiamente su cayosa y arrugada mano.
Moraleja: cuando todo vaya mal y no sepas que hacer, busca en tu interior y hallarás la solución a todos tus problemas.
Fin del primer capítulo.

Yo y mi gran Naboo, autobiografía de Antonisio Bibble.

viernes, junio 08, 2007

Definicion de paranoia. (advertencia: mi blog no es un consultorio médico)


La paranoia es un término psiquiátrico que describe un estado de salud mental caracterizado por la presencia de delirios autorreferentes.

Más específicamente, puede referirse a un tipo de sensaciones acuciantes, como la de estar siendo perseguido por fuerzas incontrolables (manía persecutoria), o ser el elegido para una alta misión, como la de salvar al mundo (delirio de grandeza o grandiosidad, atribuido por algunos estudiosos a determinadas personalidades dictatoriales y gobiernos).

La paranoia se manifiesta igualmente en los delirios por celos, en el delirio erotomaníaco, el delirio somático, etc. Es un trastorno de tipo crónico, con mayor o menor virulencia ocasional, que se presenta mayormente en individuos de personalidad orgullosa, ególatra y desconfiada.

El significado del término ha cambiado con el tiempo, y por lo tanto diferentes psiquiatras pueden entender por él diferentes estados. El diagnóstico moderno más adecuado para la paranoia es el de "trastorno delirante".

El psiquiatra español Enrique González Duro, en su libro La paranoia (1991), afirma que los factores desencadenantes de esta enfermedad se encuentran muy activos en individuos que presentan un acusado narcisismo y que se han visto expuestos a serias frustraciones, hallándose consecuentemente dotados de una baja autoestima. Esto provoca que se dispare en los mismos el mecanismo natural de proyección, muy estudiado por la psicología, en virtud del cual tendemos a atribuir a otros aquellos impulsos, fantasías, frustraciones y tensiones que nos resultan inexplicables, inaceptables e insoportables en nosotros mismos. "El pensamiento paranoide —sigue González Duro— es rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio, para convertirlo en convicción."

Fuente de eso: Wikipedia